Friday, October 06, 2006

El ombligo de la noche triste

Una noche hace como 500 años, en el año de 1520, una rebelión (o defensa) del pueblo otrora Azteca arremetió contra los conquistadores propinándoles una funesta e ignominiosa derrota. Dicen que aquella noche, el máximo conquistador Hernán Cortés lloró a la luz de la luna sentado en las faldas de un "Ahuehuete" bautizando ese lugar y ese árbol, como "El árbol de la noche triste" Sobre lo que pasó después no abundaremos porque ya es historia.

El mentado árbol...

La noche de anoche prometía mucho, la anterior Elías había estado extraordinario: dormía, comía, dormía, comía, con amplios rangos de 2 o 3 horas entre uno y otro lo que nos dejó descansar muy bien. Así pues la tercera noche de Elías se vislumbraba como una noche de descanso, pues en el día se había portado de manera fenomenal.

Así pues subí a la habitación cerca de la una de la mañana, entré al cuarto y tome mi confortable silla para leer todas las especifícaciones del nuevo Wii de Nintendo que acababa de adquirir horas antes. Sí, lo acepto, soy un padre poco convencional, o quizá uno irresponsable, o quizá sólo un tipo que trata de continuar con su vida y de la cual quiere hacer partícipe a su hijo y esposa. Como consejo, nunca manden al papá a hacer compras a una tienda departamental y menos acompañado de su amigo de compras con el cual los constantes "mira lo que compré..." están a la orden del día.

Mi última adquisición...

Me senté, subí las piernas en un mueble y apenas comenzaba las primeras líneas, Elías despertó. Cruento momento en el que por un lapso de casi 2 horas (podrían ser más podrían ser menos) Elías estuvo intranquilo. Había comido muchísimo, por lo cual la fórmula de alimentarlo para que se quedara dormido, quedó desechada. Lo cargamos, abrazamos, arrullamos, su abuela vino y logró tranquilizarlo, pero apenas salía de la habitación, el chamaco ponía a prueba a sus inexpertos padres. Una vez pasado el suficiente tiempo le dieron de comer, pero no fue la solución. Sí se calmó, pero no lo suficiente, había algo más ahí... revisamos su pañal, lo revisamos a él y todo normal... había algo más ahí, oh sorpresa cuando vimos que su ombligo ya no estaba ahí, por fin se había caído...

El mentado ombligo...

El chupón funcionaba a ratos, pero estaba muy molestito como para recibirlo feliz. De pronto se durmió. Los padres felices se acuestan, sólo para darse cuenta que un mosco (o unos) rondaban sus cuerpos cuales tiburones hambrientos a sus futuras presas. Nos levantamos, prendimos la luz y 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7 moscos muertos, por supuesto entre el ruido despertó Elías. Otra vez comenzó el drama por volverlo a dormir y lo único que funcionó fue ponerlo sobre la almohada, sólo así se logró dormir... lo movimos al centro de la cama entre Nalle y yo, lo cubrimos y para evitar los piquetes, le colocamos un velo encima. El problema es que el velo molestaba al bebé y cada que lo tocaba, hacía por despertar. Cual amoroso padre que soy, levantaba el velo con mis manos para hacerle una tiendita y dormía muy contento. Así estuve como 2 horas, después le quité el velo y vigilaba que no se le acercaran los moscos, afortunadamente mi antigua táctica para que no le picaran a Chantal seguía funcionando: me descobijo junto a él y me quito la playera, entonces me pican a mi muchas veces, pero no se acercan a él. A la mañana siguiente, recordaba los llantos de Elías, a veces de hambre a veces de desesperación y lo único que pude imaginar fue a Cortés llorando en su árbol, como Elías llorando en su ombligo.

saludos!

Carlos

1 comment:

Anonymous said...

hola soy Carlos Lebron y me parese muy bonitas tus fotos de donde eres yo soy de venezuela y gracias a este gobierno estoy secuestrado en el pais porque me niegan el pasaporte porfa pasa este imail gracias de parte de tu hermano lebron