Entonces un sonido extraño no me deja dormir, me levanto porque pienso que quizá dejé mal cerrada la regadera. Reviso y todo en orden, pero ahora lo escucho más fuerte, me acerco a la puerta del departamento y me asomo por la mirilla. Es evidente que algo no esta bien. Salgo y me encuentro con el piso inundado.
Busco el origen de la inundación, pensando que podría ser la cisterna que se desborda, pero no es así. No tardo mucho en notar que el agua viene del piso de arriba. Corre y baja libremente por las escaleras y del techo gotea incesantemente. Subo las escaleras y reviso el primer departamento que encuentro. Tiene mucha agua en la entrada, pero no parece que de ahí esté saliendo, más bien al revés.
Camino por el pasillo y de dos departamentos me doy cuenta que bajo la puerta de uno se encuentra una mayor concentración de agua. Observando las "corrientes" deduzco que es ahí de donde proviene nuestra pequeña inundación casera.
De pronto escucho que del interior del departamento se oye la televisión a un volumen elevado y es entonces cuando años de ver películas de suspenso o terror me hacen imaginar más cosas de las que quisiera. Con algo de nervios toco la puerta y espero. La tele sigue a todo volumen y no o tengo respuesta. Entonces pienso si algo pasó, si el vecino esta bien, si le dio un infarto en el baño y ahí quedó. O ya más "creativo" espero el momento en que la puerta se abra y me jalen al departamento para el comienzo de una noche de terrores indecibles (maldito seas Hollywood).
Sin embargo no pasa nada. Es entonces cuando después de algunos intentos más, me dirijo al departamento del administrador, pues se me ocurre que él podría tener el teléfono del vecino del 4 y llamarle para saber qué está pasando.
Le toco a su puerta y después de unos minutos me abre. Al principio desconcertado, después se sorprende como yo y mientras le explico mis hallazgos subimos para tocarle al vecino.
Resulta que el administrador tampoco tiene el teléfono. Pero la vecina del tres si, así que ahora tocamos a sí puerta para hacer más alboroto y saber si ella le puede llamar.
Después de algunas preguntas para entender la situación y de esconderse pudorosamente detrás de su puerta asomando sólo la cabeza, nos confirma que si tiene el número y que le marcará.
Lo hace pero sin éxito. Entonces dice "llamare a (nombre de la vecina del cuatro) a su celular para saber si el doctor es quien esta ahí y que le avise del problema".
En el departamento cuarto vive un doctor con su esposa y una hija pequeña. Es una familia un tanto extraña, el doctor siempre luce mal encarado y nunca saluda. Su esposa e hija parecen muy amables pero no se les ve con frecuencia. A menudo fantaseo pensando si las tiene ahí encerradas en un yugo de miedo y desesperación. Lo cuál después es desechado cuando los veo salir a todos muy normales. A últimas semanas no se ha visto a la esposa y a la hija, por lo que mi esposa y yo cuchicheamos y especulamos si ya lo dejo y ahora se encuentra sólo.
Todo ese contexto era para que usted, estimado lector comprenda que ahora mi imaginación se iba a que quizá se había suicidado en la bañera y la llave abierta era un aviso para que encontráramos su cadáver. Observaba el flujo del agua esperando encontrar en cualquier momento algún rastro de sangre que corroborara mi nueva hipótesis.
Pasaron algunos minutos y la vecina del tres logró comunicarse con la esposa del vecino del cuatro, quien dijo que no estaba ahí, pero que su esposo si. Fue entonces cuando pensé que si estaban casados aún pero por alguna misteriosa razón ya no vivían juntos. Esperaba que en el chismoseo entre los vecinos presentes, alguno contara la historia y no sacará de la ignorancia creativa.
La esposa del doctor logró comunicarse y cuando deje de escuchar el volumen elevado de la tele intuí que pronto abriría y me esperaba para saber cual de las hipótesis es la buena.
Pues nada, el doctor salió con cara de preocupación, explicándonos que se había quedado dormido y dejó la llave del fregadero abierta, lo que ocasionó que se desbordara y provocando los sucesos del edificio.
Y así fue, salió el doctor y junto con la del tres limpiaron y secaron el lugar, me despedí de todos y me volví a la cama, pensando que mi cabeza de pronto me juega malas pasadas.
Así la historia de este día, gracias por leernos.
Carlos