He aquí una narrativa de los primeros minutos de Elías en esta contaminada, caótica, desordenada, insegura, pero siempre amada Cd. de México...
Les cuento la historia..
Hoy por la mañana me desperté a las 9 am porque teníamos cita con el doctor a las 11:30, sin embargo había que pasar a hacer un estudio llamado PSS (nada que ver con videojuegos desgraciadamente) donde se quería ver si el bebé presentaba alguna complicación de tipo complicada jajajaja... quiero decir algo que le estuviera causando algún sufrimiento y que presentara alguna complicación para el tan esperado parto.
Cuál fue nuestra sorpresa cuando en el estudio aparecieron poderosas contracciones (de esas que retuercen a las futuras mamás) y que anunciaban algo que aunque ya queríamos locamente, no nos sentíamos preparados (y personalmente creo que nunca se está preparado para algo así).Fuímos pues a la consulta como siempre y cáspita cuando nos dijeron que debíamos ir ya al hospital porque Elías quería salir el día de hoy.
Fue ahi cuando en verdad comenzó el día... se suponía que sería un día de fiesta, habíamos pedido sendos barriles de cerveza de 30 litros cada uno, comprado 2 kg de jamón, mucho pan, muchas botanas, muchos refrescos, vasos rojos de fiesta y gelatinas que pretendíamos hacer con mezcal para aderezar los bocadillos. Sería una noche con 50 invitados sedientos de diversión, la cual nos proponíamos a saciar.
El Oktober Fest hasta nuevo aviso...
Sin embargo, la fiesta cambió... ya no fue una fiesta de alcohol, sino de alegría. Puedo decir que este día está en mi top 3 de días felices. Hoy me di cuenta de muchas cosas, no importa cuánto tenga una persona un deseo y lo espere desde hace muchos años, el momento en el que se cumple, es sorpresivo, inesperado, fantasioso y produce una sensación etérea que a casi 12 horas de saber lo que pasaría, me tiene en las nubes. También me di cuenta que no importa cuántas veces tus amigos demuestren la hermandad que se funde con los años, o el apoyo incondicional en las situaciones más difíciles o en las más alegres, no importa cuántas veces no te digan que te quieren pero que sabes que lo sienten, no importa cuántas veces los lazos de amistad se sientan más como de sangre, no importa cuantas veces pase algo así, por siempre se puede sentir un poco más o un mucho más. Igualmente puedes pensar que tus papás no van a estar más felices de ti cuando te vieron caminar por primera vez, cuando hablaste, cuando sacaste tu primer 10, cuando diste tu primer concierto, cuando recibieron una felicitación de alguien más por su hijo, cuando saliste de la escuela, cuando terminaste la universidad, cuando encontraste tu primer trabajo, cuando saben que te va bien en él... uno no recapacita en la cantidad de momentos felices que les damos a los papás y de por qué cuando hacemos cosas malas, cuando creemos haberlos decepcionado o ese tipo de cosas tristes, nos siguen queriendo, están ahí, nos apoyan y con una sonrisa sabemos que todo va a estar bien. Sin embargo es una acción ya tan natural que olvidamos por qué sucede. Puedo decir feliz que para mí, hoy empieza ese camino...
Así pues, el pequeño Elías venía haciendo estragos en la pancita de su mami, venimos desde Médica Sur, al Sanatorio San José, todo el tiempo haciendo llamadas cancelando la fiesta y esparciendo la noticia. Llegamos, nos registramos y esperamos a que nos asignaran habitación. Llegaron mis papás, mi hermano y mi hermana y pues todos nerviosos, igual la noticia les tomó desprevenidos como a nosotros.
Subimos a la habitación nerviosos porque nos habían dicho que a las 2 seríá esta onda y quedaban ya pocos minutos. La espera se convirtio en nerviosísimo y ansiedad cuando ya eran las 2:30 y no pasaba nada, bueno casi nada, porque la habitación cada vez estaba más llena de la gente que nos quiere y quiere al pequeño Elías. Decidimos llamar al doctor, quien calmó los ánimos pero inyectó una dósis de decepción cuando dijo que se había pasado a las 3:30.
Las visitas no tienen sueño...
De pronto y sin saberlo, subieron un par de enfermeras que sacaron a todos, menos al irresponsable legal (o sea yo), para preparar a Nalle... le hicieron unas pruebas de temperatura, presión y esas ondas doctoriles. Salimos de la habitación rumbo a la sala de operaciones y todos se despedían emocionados porque dentro de poco conocerían al pequeño Elías.
A partir de este momento y por los 15 minutos siguientes no supe mucho de mi esposa. Bajé al quirófano y me dieron un traje de estos como de enfermero para poder pasar, me pidieron que me quitara lo que traía y que me quedara en exquisitos y sensuales calzones, calcetines y zapatos, o sea lo más sexy. Me quité los dos celularas (el mío y el de nalle) mi brazalete, mi reloj, mi cartera, playera de pumas, pantalones y ante esta terrorífica visión tuve que ponerme las ropas de enfermero. No sin antes esconder el ipod para escuchar el soundtrack del nacimiento del bebé que detallaré más adelante.
Me veo bien de enferemero ¿no?
Así pues el nerviosísimo se apoderó de mi cuando a punto de entrar a la sala de operaciones escuché un par de gritos de Chantal, le estaban aplicando la terrible inyección en la espalda que cual daga mortífera, primero penetra, hiere y luego invade de la tranquilidad que una buena anestesia produce.
Una de esas cosas por las que no quisiera pasar nunca...
Entré y ya saben, todo perfecto, era como un capítulo de ER o Doggie Hauser... "Dr. cuántas esponjas... 2... cepillos, gazas.... Dr. este es el equipo de... cómo estuvo la comida de... terrible, carísima y además me hizo daño... la del año pasado estuvo mejor... lo mejor fue cuando la Dra. se puso..." Inmediatamente las instrucciones "puede estar aquí, pero no toque nada, no tire nada, si algo se cae no lo recoja, no se mueva y quédese aquí como militar..." La verdad son más los nervios y las ganas de que todo salga bien que uno no piensa en romper cualquiera de esas reglas.
Después el momento que esperaba "...bisturí..." y comienzan los cortes, 1, 2, 3, 4 no se, perdí la cuenta. Ahí es cuando uno recapacita lo protegido que está el bebé en esa pancita, es como una bóveda bancaria con muchas paredes que hay que perforar antes de robar el equisito tesoro que guarda. Por supuesto entre la atención y la sorpresa a uno se le van muchos disparos (de cámara) pero quiero decir que se ve espectacular... en el momento en que logran llegar al bebé, el agua brinca como fuente y salpica a todos, en ese momento y como si fuera el banderazo de salida, todos se mueven súper veloces y comienzan a trabajar con una presteza que se olvida el aletargamiento y la paciencia que preceden al corte final. El Dr. mete la mano como buscando un boleto en una urna de rifa y pregunta "...a ver qué sale primero..." el papá de metiche dice "...por ahí estaba la espalda no?..." contesta el doctor, "...no más bien las pompas..." y de pronto zas, Elías se deja ver, por supuesto primero el trasero (muchos podrían alegar herencia paterna, pero eso lo discutiremos en otro post) e inmediatamente la cabeza. nunca había visto un recien nacido tan recien jejeje y puedo decir que no tenía color o al menos eso me pareció. Lloró inmediatamente y vio a todos, puedo decir que en sus ojos estaba esa pregunta "... qué pasó? dónde estoy?..." Por estar grabando y por la velocidad de este momento, no corté el cordón, el cuál no estaba precisamente enrollado en su cuello, pero si lo traía como correa de mochila al hombro. Lo pasan a la cama de reanimación y ahi es cuando se pone bueno... todavía no tenía ni 3 minutos afuera y ya lo había manoseado una mujer, lo había tallado, tocado sus partes, metido una zonda por la boca y hasta el estómago, metido un dedo en la boca, tapado sus orificios nasales e infinidad de cosas que lo único qu epude decir fue "... no te preocupes hijo, cuando tengas 15 te llevo con ella para que te desquites..."
Sin duda, el milagro de la creación...
El video... nunca debe faltar... atención, solo para fuertes de estómago
Todo eso entre fabulosos llantos de Elìas, ah que pulmones! los cuales cesaron inmediatamente cuando tuvo cerca a su mamá... supongo que ya desde ese momento uno siente esa buena vibra, esa seguridad, esa protección que se siente cuando tu mamá te abraza... así como cuando te caes de niño y tu rodilla sangra y sientes que se te va a salir el corazón por ahí y entonces llega tu mamá y te lava, te pone un curita y santo remedio... Mientras todo eso pasaba, el ipod tocaba un soundtrack increíble que presagia un bebé del metal, cuando salió y vio la luz, Mötley Crue con su exquisita Live Wire retumbaba en mis oídos seguido por una de las mejores voces del rock actual, Chris Cornell y su Audioslave con la fabulosa guitarra de Tom Morello en cochise...
Lo que siguió puedo describirlo como cuando te bajas de la montaña rusa... la adrenalina al tope, la emoción, el ansia de contarles a todos... y así fue... subí corriendo y para que todos me vieran y vieran las fotos y el video... de inmediato las palabras que hacen sentir orgulloso a cualquier padre "... está súper bonito..." "...qué buen color..." la verdad lo único que interesa es que tenga 2 brazos, 2 piernas, 20 dedos, 2 ojos, una nariz, una boca, y que todo funcione bien, pero quién puede negarse a unos cuantos cebollazos...
Lo demás es historia, toda la famila y los amigos aquí, viendo de cuando en cuando a Elías por una ventana, cargado por una malhumorada enfermera (que espero mañana no esté) y que negaba la toma de unas fotografías del recien venido.
En fin, ya saben, todos quieren oir la historia y algunos pocos son los afortunados que la escuchan primero, fresca, sin alteraciones que produce la imaginación y la emoción de contar una historia cada vez más espectacular. Por eso escribo este primer relato sobre los primeros respiros de Elías en la Tierra, para que un día él, también pueda saber qué pasó el 30 de septiembre de 2006, cuando su papá pretendía celebrar su cumpleaños y dijo no señor, aquí y desde ahora, mando yo...
saludos!
Carlos